27/08/2018
Como ocurre con todas las disciplinas, el nivel de detalle suele resultar muy complicado y, en este caso innecesario. De hecho, nuestra intención en este artículo es captar la esencia del concepto para una primera aproximación.
Una de las grandes reglas de la eco construcción se refiere al tamaño. Lógicamente, un proyecto más pequeño exigirá menos materiales y, por lo tanto, el impacto ambiental siempre será menor. A su vez, influirán otros factores como el tipo de materiales, su huella de carbono, impacto paisajístico, durabilidad y, por ejemplo, funcionalidad de cara a un diseño bioclimático.
El enfoque que debe hacer una arquitectura sostenible se orienta más a lo estrictamente necesario que a lo posible. En este caso también prima la regla ecológica de las tres erres. Aquello de reducir, reutilizar y reciclar es perfectamente aplicable cuando de arquitectura sostenible se trata.
La profesionalidad, necesaria
Si bien el sentido común puede ayudar mucho a la hora de tener en cuenta todos los aspectos relacionados con un proyecto sustentable, idealmente debemos dejarnos aconsejar por profesionales especializados en este campo.
No solo a nivel de arquitectos, sino de otros profesionales a los que, de hecho, aquellos recurren con asiduidad para optimizar los proyectos en cuanto a sostenibilidad. No en vano, es necesario trabajar cuestiones relacionadas con:
Elegir dónde invertir
La elección del terreno y de los materiales de construcción es un aspecto clave para que la construcción sea durable. En función de aquel podemos elegir éstos, con el objetivo de tomar buenas decisiones que logren una construcción caracterizada por la sostenibilidad.
Lograr un puzzle en el que todo encaje a la perfección significa sostenibilidad, pues logramos las funciones que deseamos a todos los niveles: aislamiento, aprovechamiento de las condiciones climatológicas, rendimiento de las energías verdes, de sistemas pasivos, entre otros muchos.
O, lo que es lo mismo, eligiendo bien las piezas del puzzle, como son las características del terreno, los eco materiales cumplirán su función según lo previsto, evitándonos gastar dinero en el futuro para solucionar problemas que tendrían que haber sido previstos.
Optimizar la construcción desde un enfoque ecológico, en suma, es esencial para garantizar la sostenibilidad que buscamos cuando el objetivo es ser fieles a una arquitectura respetuosa con el medio ambiente. Ello, lógicamente, implica invertir en aquello que mejores resultados vaya a dar en cada caso, abordando de un modo u otro, con más o menos detalle cuestiones tan básicas como el aislamiento térmico, la forma de la construcción (más o menos compacta, etc.), la vegetación, la producción de energía o, por ejemplo, la gestión del agua y de los desperdicios.
Por otra parte, el confort y bienestar de sus moradores no tiene por qué ser incompatible con la sostenibilidad de la vivienda o, ampliando el foco, con cualquier otro tipo de construcción, al fin y al cabo lo mismo.
Normalmente, los costes de los materiales de construcción y el mismo proyecto arquitectónico en sí suelen suponer un coste más elevado. Sin embargo, también es cierto que los ahorros energéticos a largo plazo suponen un ahorro que bien valen la inversión.
Gracias a la instalación de sistemas que permiten abastecernos de energías renovables y una serie de prácticas que permiten reducir las pérdidas energéticas, así como las necesidad de consumirla se va amortizando. Con el tiempo, la sostenibilidad arquitectónica y energética se traducen también en un ahorro importante sin renunciar a una buena calidad de vida.
Más allá de la construcción
Como concepto amplio, la arquitectura sustentable también debe contemplar el lugar en el que se ubica la construcción. No solo en lo que respecta a elegir un terreno que implique un mínimo ambiental posible, y al tiempo permita aprovechar las ventajas climatológicas y durabilidad del inmueble, sino también de cara a la movilidad.
Es decir, básicamente se trata de elegir una ubicación que no esté aislada. Si bien es cierto que llevar vida de ermitaño es una opción interesante, no suele ser lo común y tener que recurrir al coche a diario no es un eco gesto, precisamente.
De este modo, sostenibilidad arquitectónica también es elección de un punto geográfico que nos permita combinar el bienestar ambiental (áreas naturales o menos contaminadas) al tiempo que facilite las comunicaciones.
El binomio buena comunicación (infraestructuras de carreteras, etc.) y salud ambiental, por lo tanto, es otro de los puntos a tener en cuenta para que una construcción sea sostenible desde un punto de vista que va más allá de la arquitectura en sí. Y, puesto que todos dependemos en mayor o menor medida de los medios de transporte, si se facilita el acceso a los medios públicos, mejor que mejor.
Del mismo modo, tener una vivienda para irnos de vacaciones resulta poco ecológico. Aunque podamos realizar un par de desplazamientos (ida y vuelta), el hecho de que sea nuestra segunda vivienda, y esté vacía casi todo el año supone un lujo a nivel ambiental. A su vez, si también está alejada de tiendas y demás lugares que solemos frecuentar el resultado será tener que coger el coche y, por lo tanto, una huella de carbono cada vez mayor...
¿Que contamos con medios de transporte sostenible? Ya sea un coche eléctrico, tren o la bicicleta, no puede negarse que la situación cambia. Por lo tanto, cada caso hay que valorarlo para sacar conclusiones.