El armado y encofrado del siglo XXI
El uso del encofrado fue ideado en los años 50, aunque ha evolucionado hacia el encofrado moderno, flexible a los cambios estructurales y climáticos
08/08/2016
Si hacemos un poco de historia debemos remontarnos hasta los egipcios y los griegos, quienes ya utilizaban un tipo de yeso calcinado que aportaba a las construcciones una terminación. Los romanos agregaron además a esa mezcla ceniza volcánica y la utilizaron para todo tipo de construcción. Hoy en día, el sistema de armado y encofrado ha evolucionado para ser más respetuoso con el medio ambiente.Existen diferentes usos y tipos de encofrados. Desde el conocido en construcción destinado a estructuras de mampostería y cerramientos de lozas, hasta el encofrado arcillosos que se utiliza para recubrir piezas de incalculable valor en orfebrería. La construcción de los diversos componentes de las estructuras de concreto armado (columnas, muros, vigas, techos, etc.) requiere de encofrados, los mismos que, a modo de moldes, permiten obtener las formas y medidas que indiquen los respectivos planos.
Sin embargo, los encofrados no deben ser considerados como simples moldes. En realidad son estructuras; por lo tanto, sujetas a diversos tipos de cargas y acciones que, generalmente, alcanzan significativas magnitudes. Las tres condiciones básicas a tener en cuenta en el diseño y la construcción de encofrados son la seguridad, la precisión en las medidas y la economía.
De estas tres exigencias la más importante es la seguridad, puesto que la mayor parte de los accidentes en obra son ocasionados por falla de los encofrados. Principalmente las fallas se producen por no considerar la real magnitud de las cargas a que están sujetos los encofrados y la forma cómo actúan sobre los mismos; asimismo, por el empleo de madera en mal estado o de secciones o escuadrías insuficientes y, desde luego, a procedimientos constructivos inadecuados.
La calidad de los encofrados también está relacionada con la precisión de las medidas, con los alineamientos y el aplomado, así como con el acabado de las superficies de concreto. Finalmente, debe tenerse en cuenta la preponderancia que, en la estructura de los costos de las construcciones, tiene la partida de encofrados. El buen juicio en la selección de los materiales, la planificación del reúso de los mismos y su preservación, contribuyen notablemente en la reducción de los costos de cosntrucción.
Las cargas del encofrado
Ya se ha comentado que los encofrados deben ser considerados como estructuras; en efecto, mientras el concreto no alcance las resistencias mínimas exigibles para proceder a desencofrar, los encofrados tienen que ser suficientemente resistentes para soportar el peso del concreto. Esto ocurre en los encofrados de vigas y techos. Pues bien, el concreto es un material de considerable peso. Un metro cúbico de concreto pesa 2.400 kg, magnitud nada desdeñable; por ejemplo, un metro cuadrado de losa de concreto de 0,15 m de espesor pesa 360 kg, equivalente a más de 8 bolsas de cemento.
El peso de un determinado volumen de concreto se obtiene multiplicando dicho volumen por el peso específico del concreto, que como ha sido ya indicado es de 2.400 kg/m3. Así, por ejemplo, un metro lineal de una viga de 0,25 x 0,80 m pesa 0,25 x 0,80 x 1,00 x 2.400 = 480 kg.
Cargas de construcción
Además del peso del concreto, los encofrados deben soportar las cargas de construcción; éstas corresponden al peso de los trabajadores que participan en el llenado de los techos y al del equipo empleado en el vaciado. Para establecer las cargas de la naturaleza referida es usual adoptar, como equivalente, una carga uniformemente repartida en toda el área de los encofrados. Para encofrados convencionales y vaciados con equipo normal se suele tomar el valor de 200 kg/m2, magnitud que debe sumarse al peso del concreto.
Cuando se prevea vaciados con equipo mecánico motorizado el valor indicado debe aumentarse prudencialmente en 50%, es decir, que en este caso la magnitud equivalente a las cargas de construcción será de 300 kg/m2. En tal consideración, la carga por m2 sobre el encofrado de un techo aligerado de 0,20 m, empleando equipo convencional para el vaciado, será: 300 + 200 = 500 kg, es decir media tonelada.
En encofrados de madera, el peso propio de los mismos tienen poca significación en relación al peso del concreto y cargas de construcción. En el caso de encofrados metálicos - por ejemplo, encofrados de techos con viguetas metálicas extensibles - el peso que aportan debe tenerse en cuenta. El peso propio de encofrados de techos con viguetas metálicas es aproximadamente 50 kg por metro cuadrado de techo. El peso exacto debe establecerse a partir dela información que proporcionen los proveedores de este tipo de encofrados.
Otras cargas que también deben ser previstas y controladas, especialmente durante el llenado de los techos, son las que se derivan de la misma naturaleza de los trabajos. Al respecto debe evitarse excesivas concentraciones de concreto en áreas relativamente pequeñas de los encofrados de techos. Este incorrecto procedimiento transferirá cargas que podrían sobrepasar la resistencia portante prevista de los pies derechos o puntales ubicados debajo de dichas áreas o, eventualmente, originar el levantamiento de puntales contiguos a las mismas.
Asimismo, otras cargas constituyen potencial riesgo. Entre ellas las generadas por el arranque y parada de motores de máquinas, más aun si éstas de alguna manera están conectadas con los encofrados. Inclusive, la acción del viento, principalmente en aquellos lugares donde puede alcanzar considerable fuerza, debe ser prevista proporcionando a los encofrados apropiados arriostramientos.
Fuente: http://www.interempresas.net/Construccion/Articulos/44818-El-armado-y-encofrado-del-siglo-XXI.html