Chile y el litio: Una última oportunidad para crear valor agregado en la gran minería
Durante décadas, Chile se ha jactado de ser un gigante minero. Si bien somos el mayor productor de cobre en el mundo según datos del US Geological Survey (USGS) y la Comisión Chilena del Cobre asegura que durante el 2024 se produjo cerca de 5,3 millones de toneladas métricas de cobre fino -lo que representa aproximadamente un 25% de la producción global-, cada vez tenemos una menor producción frente a la industria minera del Perú, que la ha incrementado y el 2024 superó los 2,7 millones de toneladas.

12/08/2025
De la misma forma, este 2025, la industria cuprífera del litio nos está revelando una verdad incómoda, al dejar que un recurso estratégico esencial para la transición energética global, salga de nuestras fronteras casi en bruto, repitiendo los errores de nuestra historia extractiva.
Los datos no mienten: este año se supo que nuestras reservas de litio son un 28% mayores de lo que se creía (Reuters, 07/04/2025); en consecuencia, tenemos recurso vital, lo extraemos y lo exportamos casi sin transformación dejando que el valor agregado lo realicen otros, o sea, solo exportamos materia prima.
Mientras tanto, el mercado nos muestra que el precio de este metal alcalino ha caído a la mitad desde su peak del año 2022, cuando estuvo en torno a los US$ 9.000 la tonelada CIF Asia (Chile País Minero,2025). SQM, nuestro principal productor, no solo vio desplomarse sus márgenes de utilidades, sino que también, su deuda se disparó en más de US$ 1.800 millones y Moody's (que es una de las tres agencias de calificación crediticia más importante del mundo) le bajó la perspectiva a negativa (Reuters, 31/07/2025).
El plan de "Industrialización del litio" por ahora parece más una consigna que una política. Proyectos como las plantas de BYD y Tsingshan, que implicaban más de US$ 500 millones de inversión y permitiendo producir materiales catódicos en Chile, se cancelaron o suspendieron (El País, 16/05/2025).
¿Cuál es la consecuencia de esto último? Es que seguimos enviando el litio al extranjero y son otros los que realizan los procesos que le agregan valor, fabricando baterías para vehículos eléctricos o de alto rendimiento, satélites, drones y submarinos en aleaciones ligeras resistentes para fuselajes y componentes industriales, que mejoran la resistencia térmica y mecánica de vidrios, pero también su importante uso en la medicina, entre otras prácticas; pero lo peor de esto, es que luego lo importamos a precios "completos".
Hay iniciativas que buscan ampliar la producción, no obstante, chocan con la falta de diálogo temprano. En el Salar de Atacama, las comunidades indígenas exigen mayor control y participación. Esto nos está indicando una advertencia, ya que, sin acuerdos sociales y gestión ambiental real, no habrá expansión sostenible.
Chile tiene la posibilidad de liderar el mercado global del litio, ya que tiene reservas inmensas y costos de extracción más bajos; pero se necesita estrategia y no improvisación. Este retraso en conseguir acuerdos en torno a esta temática, han provocado que competidores como Australia, Argentina y China, se nos adelanten y saquen provecho del espacio que estamos dejando vacío.
Si como país no queremos que el litio sea otro capítulo del guión extractivista, se necesita de la colaboración de las actorías para la toma de decisiones urgentes como: certezas regulatorias, inversión en tecnología y valor agregado, gobernanza inclusiva y visión a largo plazo; porque si seguimos como hasta ahora, estaremos dejando pasar una oportunidad histórica y esta vez no podemos señalar que no lo sabíamos, ya que los recursos están y hemos dejado que otros aprovechen su verdadero valor global.